Alerta: Cruzar el desierto de Arizona puede ser mortal
El desierto de Arizona, un lienzo de arena y sol abrasador, guarda secretos que pocos conocen; un silencio inmenso, roto solo por el viento, cubre una realidad que la Patrulla Fronteriza de Yuma se esfuerza por revelar
El desierto de Arizona, un escenario implacable, ha visto una reducción significativa en el número de migrantes que intentan cruzar la frontera ilegalmente. En el Sector Yuma, las aprehensiones han caído drásticamente, un hecho que, aunque aparentemente positivo, oculta una realidad compleja y peligrosa.
"El desierto no perdona", afirma Justin De La Torre, Jefe de la Patrulla Fronteriza de Yuma, mientras describe los riesgos letales que enfrentan quienes se aventuran en su inhóspita extensión. A pesar de la disminución en las aprehensiones, las operaciones de búsqueda y rescate de su unidad BORSTAR permanecen activas, respondiendo a las llamadas de auxilio que llegan a través de las más de 20 balizas de rescate estratégicamente ubicadas en el territorio.
Este año, el número de rescates se ha reducido en un 80%, una cifra que, según De La Torre, refleja tanto la disminución de cruces como la efectividad de las medidas de prevención. Sin embargo, el Jefe advierte sobre el cambio en el perfil de los migrantes, con un aumento de hombres solteros, muchos con antecedentes penales, que se enfrentan a rutas más peligrosas y aisladas, escapando de las vías más transitadas y controladas.
La problemática, insiste De La Torre, trasciende la simple cuestión de control fronterizo. Señala la responsabilidad de los empleadores estadounidenses que demandan mano de obra indocumentada, perpetuando el ciclo de tráfico humano. Como alternativa, promueve el programa H-2A para trabajadores agrícolas como una solución legal y segura. La presión en la frontera sur, según el jefe de la Patrulla Fronteriza, refleja una falta de opciones legales, impulsando a los migrantes a asumir riesgos extremos para buscar mejores oportunidades de vida.
Para aquellos que ya se encuentran en situación irregular en los Estados Unidos, De La Torre aconseja explorar opciones de salida voluntaria, que podrían abrir la puerta a futuras solicitudes de visa. Sin embargo, recalca con firmeza las severas consecuencias de ser aprehendido y deportado: multas, penas de prisión y la prohibición de regresar al país por un periodo de hasta cinco años.
La imagen de las balizas de rescate, solitarias puntos de esperanza en la vastedad desértica, refleja la cruda realidad: la frontera es un terreno peligroso, un espacio donde la supervivencia se juega a la suerte, y donde la disminución de aprehensiones no necesariamente implica una disminución del riesgo.