Sentencia de 18 años por brutal feminicidio en Phoenix
La justicia finalmente alcanzó al hombre que cometió uno de los crímenes más brutales registrados en Phoenix en los últimos años; un tribunal de Arizona dictó sentencia tras meses de investigación y un proceso judicial que mantuvo en vilo a la comunidad mexicano-estadounidense de la zona
Un impactante caso de violencia doméstica conmocionó a la comunidad fronteriza entre Arizona y Sonora. La familia de Andrea Casarubias Romero, una joven de 24 años, buscará consuelo tras la condena de 18 años y medio de prisión impuesta a Eduardo Galindo-Ramírez, de 34 años, por el brutal asesinato de su hermana.
La fiscal del condado de Maricopa, Rachel Mitchell, describió el crimen como un acto de violencia extrema, destacando la pérdida de una vida llena de potencial. El cuerpo de Romero, con más de 30 puñaladas, fue encontrado en su residencia de Phoenix en mayo de 2024, tras un rastro de sangre que condujo a los investigadores hasta la escena del crimen.
La huida de Galindo-Ramírez fue una odisea que involucró una meticulosa limpieza de la escena del crimen, la huida hacia la frontera con México, el abandono de su vehículo en Nogales y un viaje en autobús hasta Puerto Peñasco. En un giro inesperado que solo se ve en las películas, el asesino contactó al hermano de la víctima para solicitar ayuda para entregarse, argumentando falta de recursos económicos para regresar a Estados Unidos.
Fue este hermano quien facilitó el regreso de Galindo-Ramírez a territorio estadounidense, donde fue detenido por agentes de la Patrulla Fronteriza en Lukeville. Durante la investigación, el homicida confesó el crimen, atribuyéndolo al consumo de alcohol, aunque afirmó no recordar los detalles del ataque. Según reportes policiales, su declaración fue: "Solo recuerdo que tenía un cuchillo... y lo siguiente que supe fue verla tirada en el piso".
La colaboración entre agencias de ambos lados de la frontera fue clave para resolver el caso, según enfatizó la fiscal Mitchell. "Intentó lavar las evidencias y escapar, pero el sistema funcionó. Hoy, aunque no lo repara todo, se le hace justicia a Andrea", afirmó la fiscal. La sentencia, si bien no devuelve a Andrea a su familia, cierra un capítulo doloroso para sus seres queridos, originarios de Sonora, donde la comunidad en ambos lados de la frontera llora su pérdida.