Jay de la Cueva le agradece todo a su papá
El músico confiesa que lanzar su primer disco solista ha sido incómodo, pero está listo para seguir aprendiendo
CDMX
No es una casualidad que la vida de Jay de la Cueva gire, desde que era un niño, alrededor de la música. Su papá Javier de la Cueva, quien es uno de los pioneros del rock n’ roll en México y que formó parte de la banda Los Camisas Negras, “tiene la culpa de muchas cosas”, dice Jay.
Y es que fue su papá quien con delicada dedicación llevó a su hijo por el mundo de la música y de los instrumentos y desde muy chiquito supo que ése sería su camino. “Es alguien muy importante, le agradezco infinitamente la dedicación que me dio porque yo soy este músico gracias a mi padre.
“Tuve una casa muy fértil en donde hubo muchos músicos pasando, instrumentos y él se tomaba el tiempo para ponerme a tocar y decirme ‘mira esto es así’, eso es muy valioso, dentro de que tuve un padre muy ausente también por la fiesta y las adicciones que él estaba experimentando”, comparte Jay.
El multinstrumentista tiene casi 40 años en la música y hoy, siendo un artista completamente experimentado, es consciente de que está en un momento en el que puede balancear su experiencia y su motivación para seguir aprendiendo. Su rostro y su nombre no pasa desapercibido, y curiosamente no es ‘Jay el de…’, no lleva el apellido de una banda, porque tendría muchos.
Y eso podría deberse a que, si bien ha estado en diferentes agrupaciones, en cada una ha sido él, pero en cachitos. En algunas fue baterista, en otro cantante, en otro instrumentista y si bien en cada una ha dejado un pedacito de él como su sello, siempre se mantuvo siendo Jay.
“No me quedé tocando y construyendo una sola cosa, tenía mucha necesidad de expresarme en distintos instrumentos y no sentía que existía un sólo proyecto en el que yo pudiera hacer todo. Me gusta pensar que mi música está hecha como en carpetas de una computadora en donde tienes una para Molotov en su momento, para Fobia, para Moderatto, para Titán, para The Guapos y entonces cada viaje o cada lugar al que voy siento que había algo o un outfit que me inspirara y dijera este para Moderatto, o esta idea la podría cantar mi alter ego Brian Amadeus.
“Me gusta que cada cosa se trate de algo, que tenga unas reglas y eso le da un sabor único, que Moderatto se tratara de una cosa como ser una banda de glam que exageraba el maquillaje, que exageraba la sublimación de las fantasías del rock n’ roll no nada más nuestras, sino de muchas personas; o que Fobia fuera un proyecto en el que mi vista fuera desde la batería, tener como otro cantante enfrente, o tener un banda como Titán, instrumental, que hiciera que el lenguaje fuera la música, Me las he ingeniado para comunicarme en la forma que es más honesta y mucha gente no ha entendido de dónde vengo, pero empecé a ver desde hace mucho tiempo que yo era Jay de la Cueva, a diferencia de Alex de Maná o Leonardo de Fobia, no requería del apellido de las bandas, y eso es muy complejo de hacer”, reflexionó el compositor.
Y tras años compartiendo la música con diferentes músicos y en distintas bandas y proyectos, Jay ha logrado reagrupar cada uno de esos cachitos en un primer proyecto solista que lleva su propio nombre. Un trabajo que desde hace mucho tiempo le habían pedido y sugerido pero que al final para él este fue el momento apropiado de hacerlo… y no fue sencillo.
“Siempre he pensado que las entrevistas son increíbles y muy positivas porque son como terapia porque le pones palabras a cosas que están ahí que no has terminado de aterrizar, me hace sentido y me cuadra que en los proyectos haya pedazos de mí porque la energía está distribuida.“Estoy muy emocionado, obviamente con muchos sentimientos encontrados, las transiciones suelen ser incómodas, no estás donde estabas, no has llegado a dónde vas a estar, pero también con la ilusión de las primeras veces”, dijo.
“El disco fue incomodo hacerlo, ha sido incómodo todo, mentiría si digo que estoy bien contento y que todo fue bien sencillo, la verdad han sido momentos de muchos cambios y eso me ha tenido en un nivel alto de vulnerabilidad, entonces el domingo hubo un regalo de la vida el poder tocarlo por primera vez, liberarlo, gozar y ver a la gente cantándolo, fue muy bonito”, explicó Jay en lo que se refiere a su presentación en el festival Tecate Pa’l Norte, en donde tocó su disco solista, el cual salió el 28 de marzo.
Para Jay la respuesta de la gente en el festival fue una sorpresa y, sin duda, un regalo ya que esto llegó tan solo una semana después de que Moderatto se despidiera en un concierto frente a 18 mil personas en el Palacio de los Deportes, y tras meses de trabajo y lanzamiento de un par de sencillos de esta nueva producción, homónima, la cual sin duda lo sacó de su zona de confort y lo colocó en el punto de salida con todo lo que eso conlleva: dudas, temores y riesgos.
“Ha habido demasiadas sensaciones, he experimentado muchas cosas, ha habido dudas, miedo, ahorita, por ejemplo, estoy integrando cambiar la palabra de miedo por curiosidad, lo cual es un ejercicio porque sería deshonesto si dijera que en momentos no siento miedo, volver a empezar no es sencillo y sé que de alguna manera hay un bagaje, digamos que ‘ya mi barrio me respalda’, pero la música que estoy haciendo es muy diferente a la que he hecho.
“He sido una persona que se ha querido expresar en la música de distintas formas, además de ser multinstrumentistas, he estado en distintas y eso es lo que decía, como que la gente no sabe de cuál soy, me costaba mucho trabajo y me sentía como la oveja negra, incluso me pasaba que para la música más pop era el músico de rock, el raro, y para los músicos de rock es el que ha hecho amigos en el pop y hace concesiones y se vendió, como que ningún chile se les acomoda y ésa es mi historia”, agregó.
Jay sabe que la fidelidad está en lo que él quiere expresar y en cómo lo quiere expresar, y si a eso se le suma la pasión por compartir la música, él está abierto a todo lo que lo lleve a decir lo que quiere, pero sin traicionarse a sí mismo.
“Me gustaba mucho el eslogan de los Transformers ‘más de lo que ves’. En esta música hay muchas capas que creo que la gente con la sensibilidad lo va a hacer suyo y ha sido una jornada muy interesante. Sentía mucha presión social de hacer un álbum solista, no era una necesidad personal, me lo pedían. Desde el día uno que se terminó la primera banda en la que estuve, a los 12 años tenía ya un contrato con la discográfica en el que me proponían hacer un álbum solista y no quise.
“Luego cuando Moderatto comenzó a tener éxito me propusieron hacer un disco solista… he tenido muchas propuestas indecorosas y no. Podría dar muchísimas razones de por qué no quería dejar de tocar en bandas, pero sentía que llegó el momento de probarlo y en algún momento sentía mucha presión de que me dijeran a qué suena Jay de la Cueva. El proceso del disco fue muy incómodo porque llegué con ganas de aprender de cruzar cualquier puerta para ensayar, grabar, componer, decía ‘voy a hablar lo menos que tenga que hablar, voy a observar, voy a ser espectador, voy a aprender, me interesa ser el más tonto de la tribu’.
“No quiero que me respalde nada de lo que he hecho, pero hay que encontrar un equilibrio, porque eso hay que honrarlo y es el trabajo de un montón de gente también, ahorita ya puedo integrar más la experiencia, ya estoy listo para confiar en ella, ese proceso era dejar esa experiencia de lado y me interesaba ver brillar a los que estaban a lado mío porque siento que eso a mí me permite brillar, como traer una antena que recibe lo que no es tangible, que no tiene explicación y el arte está en todos, eso lo dice Rick Rubín en su libro. Estoy listo para seguir aprendiendo y honrar mi experiencia”, concluyó.