Piden vetar el estreno de "Emilia Pérez" en México
El revuelo en redes sociales por un estreno cinematográfico en México está generando un debate intenso. La polémica no gira en torno a efectos especiales deficientes o una trama predecible, sino a algo mucho más profundo: la representación de la realidad nacional
Una ola de controversia envuelve el estreno en México de "Emilia Pérez", película protagonizada por la aclamada Karla Sofía Gascón y con la participación de Selena Gómez. Dirigida por el reconocido Jacques Audiard, la cinta, ya disponible en Netflix en diversos países, ha recibido 11 nominaciones a los premios BAFTA y se perfila como favorita para los Oscar. Sin embargo, su llegada a las salas mexicanas se enfrenta a una fuerte oposición.
La polémica estalló con una petición en Change.org, impulsada por Artemisa Belmonte bajo el título "Ni un premio más para Emilia Pérez", que ha reunido casi 9,000 firmas en solo una semana. La petición no cuestiona la calidad artística de la película, sino su representación, considerada insensible y trivializante, de la problemática de los desaparecidos en México.
Los críticos argumentan que la cinta presenta la violencia y la corrupción de manera superficial, utilizando recursos como cantos y bailes que minimizan la gravedad del tema. Se acusa a la producción de lucrar con el sufrimiento de miles de familias que buscan a sus seres queridos, ignorando la compleja realidad de amenazas, peligros y la falta de apoyo gubernamental que enfrentan diariamente. La petición afirma que "la película presenta una visión simplista y poco realista de la búsqueda de desaparecidos, mostrando un proceso fácil y sin los riesgos reales que implica".
"El filme ignora la falta de información y apoyo del gobierno, así como los peligros y amenazas que enfrentan las familias en su búsqueda," señala la petición, que exige que "Emilia Pérez" no reciba más premios y que su estreno en cines mexicanos sea cancelado, como muestra de respeto hacia las más de 120,000 personas desaparecidas en el país.
El debate generado por la película ha abierto una importante conversación sobre la responsabilidad social de la industria cinematográfica y la necesidad de retratar temas sensibles como la violencia y las desapariciones forzadas con responsabilidad, empatía y respeto hacia las víctimas y sus familias.