Trump condiciona apoyo a refugios fronterizos en medio de crisis migratoria
El panorama para las organizaciones que apoyan a migrantes en la frontera sur de Estados Unidos está cambiando drásticamente; aunque la afluencia de migrantes ha disminuido considerablemente desde julio de 2024 – un descenso del 60% según cifras oficiales – la incertidumbre sobre el futuro de estos refugios y centros de ayuda está en su punto más álgido
El destino de miles de migrantes en Estados Unidos pende de un hilo, atrapados en una red de incertidumbre política y recortes presupuestales. La llegada de la nueva administración ha desatado una ola de controversias legales y amenazas a las organizaciones no gubernamentales (ONG) que brindan asistencia vital a los migrantes en la frontera.
En Texas, la batalla legal entre el gobernador Greg Abbott y varias ONG que ayudan a los migrantes ha puesto en evidencia la creciente hostilidad hacia estas instituciones. Rochelle Garza, del Texas Civil Rights Project, ha alertado sobre un posible ataque a nivel nacional, señalando las acciones de Abbott como un preludio de lo que podría venir.
El nombramiento de Tom Homan como "zar de la frontera" y las declaraciones de Vivek Ramaswamy, codirector del departamento de eficiencia gubernamental de la Casa Blanca, han intensificado la presión sobre las ONG. Ambos han anunciado revisiones exhaustivas de los fondos federales destinados a estas organizaciones, argumentando una falta de transparencia en la asignación de recursos.
El Programa de Refugio y Servicios (SSP), administrado por FEMA y crucial para el funcionamiento de muchos refugios, se encuentra en el centro de la controversia. Este programa, que en 2024 distribuyó más de 650 millones de dólares a 35 comunidades, podría sufrir recortes drásticos, amenazando con el colapso de sistemas de apoyo para migrantes en estados como Arizona, California, Nuevo México y Texas, incluyendo las redes de diócesis y caridades católicas.
La situación es particularmente alarmante considerando que la reducción del flujo migratorio no disminuye la necesidad de asistencia humanitaria. El futuro de los migrantes y la capacidad de las comunidades para brindarles apoyo dependen ahora, más que nunca, de la voluntad política y las decisiones que se tomen en los próximos meses. El destino de estas organizaciones y los migrantes que dependen de ellas se encuentra en un precario equilibrio.