Papa Francisco con problemas respiratorios, hospitalizado
Roma respira con contención; la atmósfera en la ciudad eterna, usualmente vibrante, se siente hoy cargada de una inusual quietud, una expectativa palpable que se palpita en cada rincón, desde las plazas más concurridas hasta las calles más silenciosas
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Un silencio inusual envuelve al Vaticano. La preocupación por la salud del Papa Francisco, de 88 años, ha alcanzado niveles sin precedentes. Su hospitalización en el Hospital Gemelli, que comenzó hace una semana por una infección pulmonar, ha dado un giro crítico.
El parte médico, emitido esta mañana, revela un agravamiento significativo en el estado del Sumo Pontífice. Tras una noche difícil, marcada por una "larga y compleja crisis respiratoria", su condición se describe como "muy grave". Fuentes cercanas al Vaticano confirman la administración de transfusiones sanguíneas y el uso de altos flujos de oxígeno, indicativos de una situación extremadamente delicada.
Además de la neumonía, se han detectado complicaciones adicionales, incluyendo una anemia que, según los especialistas, está dificultando la recuperación. Aunque se mantiene consciente, el Papa experimenta fuertes dolores y su capacidad respiratoria sigue siendo muy vulnerable.
La cancelación de todas sus actividades, incluyendo la audiencia general del miércoles y la esperada misa del Domingo de Ramos, refleja la gravedad de la situación. La incertidumbre reina, y el pronóstico médico permanece reservado, alimentando la ansiedad de millones de fieles en todo el mundo.
Miles de personas se han congregado frente al hospital Gemelli, formando una cadena de oración y esperanza ante la puerta del centro médico. Las plegarias y el apoyo incondicional se extienden a través de las redes sociales, creando una ola de solidaridad global en estos momentos de tensión.
El equipo médico ha confirmado que la evolución del cuadro clínico del Papa Francisco requerirá un periodo de hospitalización prolongado, y que cualquier pronóstico a corto plazo es aún prematuro. La incertidumbre, sin embargo, es palpable, dejando al mundo en vilo a la espera de noticias.