Trump da ultimátum a Putin sobre Ucrania
La presión sobre el Kremlin aumenta mientras el reloj sigue corriendo. Fuentes cercanas a la Casa Blanca revelan que el tono de las conversaciones entre Washington y Moscú ha cambiado drásticamente en las últimas horas; lo que comenzó como un plazo generoso para negociaciones ahora parece encaminarse hacia un ultimátum
El presidente estadounidense, Donald Trump, en un giro inesperado durante una cumbre con el primer ministro británico Keir Starmer, redujo drásticamente el plazo para un cese al fuego en Ucrania. De un plazo inicial de 50 días, ahora Vladímir Putin dispone de tan solo 10 o 12 días para alcanzar un acuerdo, según anunció Trump desde Escocia.
Esta decisión, calificada por algunos asesores de seguridad nacional como una "táctica desesperada", refleja el creciente descontento ante la falta de progreso en las negociaciones. Fuentes anónimas dentro de la administración estadounidense expresaron su preocupación por la falta de resultados concretos tras cuatro o cinco encuentros bilaterales entre Trump y Putin. "Hemos gastado demasiado tiempo en conversaciones inútiles," comentó un alto funcionario bajo condición de anonimato.
La situación se complica aún más por la persistencia de los ataques rusos, incluyendo bombardeos en Kiev, incluso durante los periodos de diálogo. El Kremlin, por su parte, propuso la creación de grupos de trabajo virtuales, una propuesta que hasta el momento no ha recibido una respuesta oficial por parte de Ucrania.
La reacción en Kiev fue inmediata. Andrí Yermak, jefe de la oficina presidencial ucraniana, celebró la decisión de Trump a través de las redes sociales, afirmando que "Putin solo entiende el lenguaje del poder." Consideró la nueva fecha límite impuesta por Trump como "un mensaje claro y necesario".
Trump, por su parte, admitió un cambio en su perspectiva: "Creí que podíamos negociar, pero las acciones de Putin hablan más que sus palabras," declaró, refiriéndose a los continuos ataques contra civiles. Esta declaración marca un tono más duro por parte del presidente estadounidense, sugiriendo un posible cambio de estrategia.
Mientras las delegaciones de Rusia y Ucrania mantienen contactos técnicos en Estambul, la presión aumenta. Con la nueva fecha límite impuesta por Washington acercándose rápidamente, la posibilidad de una solución pacífica parece cada vez más remota. La incertidumbre reina, dejando el futuro de Ucrania en un precario equilibrio.