Madres Buscadoras exigen justicia en CDMX
Este fin de semana, la Ciudad de México vibró con un ritmo diferente, más allá del bullicio habitual; un eco de resistencia y esperanza resonó por sus calles, impulsado por un movimiento que busca visibilizar una herida profunda en la sociedad mexicana
Un mar de bicicletas, un torrente de esperanza y dolor, recorrió las calles de la Ciudad de México. Impulsadas por la incansable búsqueda de sus seres queridos, las madres buscadoras, junto con familiares de personas desaparecidas y activistas, protagonizaron una rodada ciclista que trascendió lo recreativo, convirtiéndose en un vibrante acto de resistencia y exigencia de justicia.
La Segunda Jornada Nacional de Búsqueda Humanitaria, convocada por la Unificación Nacional de Familias Buscadoras, unificó a más de 70 colectivos de 23 estados en una rodada simultánea desde dos puntos clave: la Glorieta de Personas Desaparecidas en Paseo de la Reforma y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. Un mensaje unificado se abrió paso entre el tráfico, llevando consigo la fuerza de cientos de corazones rotos pero inquebrantables.
Carteles con lemas como “Justicia, no impunidad”, “Ni una más” y “Los buscamos vivos o muertos” acompañaron el recorrido, plasmando la determinación en los rostros de los participantes. Cada pedaleada, un paso más en su ardua búsqueda de la verdad y el cierre de heridas abiertas.
La jornada, un eco de solidaridad y exigencia, resonó en todo el país, más allá de la capital. La culminación en Tacuba, con actividades artísticas y culturales, no significó un final, sino una pausa reflexiva en una lucha constante por la memoria y la justicia.
El contexto actual es complejo y doloroso. Los recientes hallazgos en Rancho Izaguirre, Jalisco, las tensiones con las autoridades, y la exigencia de cambios en la Comisión Nacional de Búsqueda y la CNDH, reflejan la magnitud del desafío. La decisión de cientos de familias de respaldar un procedimiento internacional ante la ONU por desapariciones forzadas, ilustra la determinación de buscar justicia por todas las vías posibles.
El mensaje de las madres buscadoras es inquebrantable: la búsqueda continúa. Su valentía y perseverancia trascienden las calles de la CDMX, convirtiéndose en un símbolo de esperanza para miles en la misma lucha. La rodada ciclista fue un recordatorio contundente, un grito silencioso pero firme que exige justicia, respuestas y, sobre todo, el regreso a casa de sus seres queridos. La lucha por la verdad y la memoria continúa.