La expansión asiática reconfigura el comercio del Centro Histórico de CDMX

El corazón de la Ciudad de México palpita distinto. Entre los colores y ruidos del Centro Histórico, un fenómeno silencioso está reconfigurando el paisaje comercial: más de 600 establecimientos asiáticos han ido desplazando paulatinamente a los comerciantes locales, según revela un diagnóstico de la Canaco CDMX

La expansión asiática reconfigura el comercio del Centro Histórico de CDMX

La transformación del primer cuadro de la ciudad es un tema candente. Mientras algunos celebran la llegada de nuevos comercios, otros lamentan la pérdida de la identidad comercial tradicional. Un reciente informe revela una realidad compleja que exige una respuesta urgente.

El auge de los negocios chinos, que ya representan el 20% del total en ciertas zonas, como Peña y Peña, Manuel Doblado y Bolivia, ha generado una serie de preocupaciones. Más allá de la competencia, el estudio documenta:

  • Alteración del paisaje urbano con la conversión de edificios históricos en bodegas sin las adecuaciones necesarias.
  • Funcionamiento de plazas comerciales ilegales, con ejemplos como el caso de Izazaga 89.
  • Peligros estructurales por el almacenamiento de mercancía en espacios inadecuados.
  • Descargas nocturnas de tráileres que perturban la tranquilidad de los vecinos.

Las consecuencias se reflejan en cifras alarmantes: disminuciones de hasta el 60% en las ventas para establecimientos tradicionales de vestidos de novia, muebles y artesanías. La Canaco, preocupada por la gentrificación comercial, advierte sobre la pérdida del tejido social de la zona.

La investigación profundiza en aspectos que van más allá de lo visible, descubriendo prácticas preocupantes:

  • El presunto uso de organizaciones indígenas como pantalla para el comercio extranjero.
  • La comercialización de productos de dudosa procedencia y calidad.
  • La posible evasión de aranceles en la importación de mercancías.

Las soluciones propuestas para este desafío apremiante incluyen desde revisiones exhaustivas del uso de suelo hasta campañas para impulsar el valor del comercio local. El objetivo es lograr un equilibrio, preservando el alma del primer cuadro de la ciudad mientras se impulsa su dinamismo económico. El futuro del centro histórico pende de un hilo, entre la tradición y la modernidad.