Omar Chiquete
Nuevo Día / Nogales, Arizona
Activistas y funcionarios federales se enfrentaron el miércoles cerca de Lukeville, Arizona por la construcción de un nuevo muro fronterizo como parte del plan de la administración Trump para construir 450 millas de la nueva barrera para el día de las elecciones.
Los ambientalistas dicen que el muro se está construyendo apresuradamente, ignorando más de tres docenas de leyes y reglamentos.
“No han completado los estudios necesarios, no han hablado con el presidente de la tribu, no han consultado con el Servicio de Pesca y Vida Silvestre (de EE. UU.)”, Dijo Laiken Jordahl, del Centro para la BioDiversidad.
“Es completamente ignorante y no verificable”, dijo sobre la afirmación del gobierno de que está monitoreando las preocupaciones ambientales.
“Eso no significa que no hagamos los mismos estudios ambientales que haríamos con una declaración formal de impacto ambiental”, dijo Paul Enriquez, de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU.
A los manifestantes se unieron miembros de la Nación Tohono O’odham, que limita con tierras federales en el Monumento Nacional Organ Pipe.
Los miembros tribales dicen que la construcción del muro fronterizo está perturbando el terreno sagrado y los antiguos sitios de entierro, algunos de los cuales han estado en su lugar durante miles de años.
“Sabemos como personas que ese es un sitio sagrado”, dijo Vana Lewis, un miembro tribal.
Los funcionarios de Tohono O’odham han planteado numerosas preocupaciones con el representante Raul Grijalva, cuyo distrito incluye la nueva construcción.
Grupos ambientalistas han presentado una demanda en un tribunal federal para detener la construcción. Incluso si prevalecen, dicen los activistas, la construcción del muro ya ha causado un daño significativo que puede ser irreversible.
