Los Fabulosos Cadillacs enloquecen a los mexicanos

La banda rompió récord de asistencia para un concierto gratuito en el Zócalo: más de 300 mil personas
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CDMX

Frente a 300 mil personas que abarrotaron el Zócalo capitalino y las calles aledañas al espacio público, Los Fabulosos Cadillacs dieron cátedra de por qué su música ha permanecido vigente por casi cuatro décadas y los ha convertido en una de las bandas más queridas en México.

En punto de las ocho de la noche, el león rugió de nueva cuenta en territorio mexicano; Los Fabulosos Cadillacs se apoderaron del corazón de la Ciudad de México y dieron inicio a su regreso al país para armar la gran fiesta con Manuel Santillán, El León, Demasiada presión y El muerto.

Vicentico, el Sr. Flavio, Sergio Rotman y compañía dejaron en claro de que la banda argentina es una de las favoritas de los mexicanos que con Carmela algunos se aventuraron a saltar en el pequeño espacio que tenían y más cuando el vocalista le dio la instrucción a sus fans, con la mano, de hacerlo.

Cada uno de los integrantes de la banda sabe perfectamente su trabajo dentro de la misma y la manera en la que conecta con su público. Vicentico, ataviado con un abrigo negro a juego con el resto de su traje —a pesar del calor que hacía anoche en la Ciudad de México—, bastón en mano y esa expresión seria que lo caracteriza, mientras que el Sr. Flavio con sus bermudas y su playera de la banda aporreaba el bajo.

“México mágico”, lanzó Vicentico en medio de Estoy harto de verte con otros, lo cual sólo arrancó la ovación de los presentes que no dejaban de corear el tema, el cual siguió El genio del dub, con la cual el público comenzó a saltar y el vocalista no pudo aguantar más el abrigo, quedándose sólo con camisa.

Desde las primeras horas de ayer, el Zócalo capitalino comenzó a recibir a los amantes del ska que verían a los argentinos tocar por primera vez en este espacio público. Poco a poco la plancha se comenzó a llenar de personas animadas y decididas a que ni el sol ni el calor los harían desistir de la oportunidad de ver a Los Cadillacs.

A las siete de la noche la explanada cercada por la Catedral Metropolitana, el edificio de la sede del gobierno capitalino, el Palacio Nacional y los portales se encontraba completamente llena y como si fuera una broma, el clima decidió cambiar para dar paso a una breve lluvia que si bien al inicio refrescó el ambiente y pintó de colores el espacio con los impermeables de plástico, solo para que a los pocos minutos el bochorno se volviera parte de la velada.

Casi como si fuera un mar de luciérnagas, los celulares de los presentes se encendieron para tener la oportunidad de inmortalizar el momento en el que Calaveras y diablitos resonó en el equipo de sonido instalado en el Zócalo y en las calles aledañas.

“Buenas noches. ¡Hola, qué alegría, qué inmensa e inconmensurable alegría poder estar tocando para todos ustedes esta noche! Muchas gracias, eternas, en serio que recibimos esto con nuestro corazón, es inolvidable, con todo nuestro corazón muchas gracias. Esperamos que lo disfruten, nosotros los vamos a llevar siempre en el corazón, hermanas y hermanos, gracias”, lanzó Vicentico arrebatando una ovación ensordecedora de su público que terminó de cantar con él el tema antes de que le diera el espacio a Los condenaditos, en la que el vocalista dio muestra de algunos de sus pasos de baile.

Con esta presentación, que se encuentra anotada en sus fechas de gira El león del ritmo, Los Fabulosos Cadillacs también aprovecharon para celebrar los 30 años de su disco recopilatorio Vasos Vacíos, el cual los catapultó a convertirse en la primera banda en grabar un MTV Unplugged Latino.

Llegó el turno de El Aguijón, Nro. 2 en tu lista y Saco azul, las cuales estuvieron acompañadas por un coro de voces de sus más férreos fans que se unió a la de los argentinos para hacer del show algo recíproco y compartido entre artista y público.

Siguiendo la luna, un clásico de los argentinos, tomó el sonido del corazón del país y los miles de personas reunidas en el espacio corearon cada una de las letras escritas en 1992 para el álbum El león. “Esta verdad es sólo para nosotros hoy, nadie que no haya estado aquí en estos segundos va a saber de eso, es sólo para nosotros”, dijo Vicentico haciendo énfasis en el momento que estaba compartiendo con sus seguidores.

Cuando el disco Vasos Vacíos salió al mercado, contaba con dos temas nuevos, uno de ellos era V Centenario y el que por supuesto no podía faltar en esta gran fiesta que armaron los argentinos, que decidieron proyectar en la pantalla del escenario tomas del público mientras le daban continuidad a la celebración con Carnaval toda la vida.

Banderas de México, sombreros, gorras en forma de orejas de ratón, banderas de Argentina, remeras de la Selección de Futbol Argentina que el año pasado se coronó con la copa del mundo, algunas playeras de los Pumas, las Chivas y el Atlante, así como las emblemáticas playeras de la banda, le dieron un toque de color y variedad a la vista.

Las inconfundibles percusiones del inicio de Mal bicho y la voz grave del Sr. Flavio —quien en esta ocasión no usó su ya clásica máscara de luchador, pero sí utilizó su bajo como rifle de asalto— enloquecieron al público que estaba a punto de recibir una dosis extrema de energía.

“Hermanas, hermanos, vamos a darnos nuestro gusto personal todos nosotros, vamos a compartir a saludarnos y despedirnos bailando sólo unos segundos, pero dejando en esa danza todo lo que tengamos. Si podemos, sólo por unos segundos, apagar las luces de los celulares y a partir de ahora hagamos un poquito de silencio y ustedes van a sentir dónde explotan los corazones y los espíritus, silencio, por favor”, dijo Vicentico, y aunque no todos le hicieron caso, al momento de que se escuchó “yo no voy, a la guerra, a la violencia”, el Zócalo explotó en un continuo grito que continuó con Matador, esa segunda canción nueva en el álbum Vasos vacíos, de 1993.

Tras una breve despedida, Los Cadillacs regresaron al escenario donde con Mi novia se cayó en un pozo ciego, el lanzamiento de agua no se hizo esperar por aquellos que se emocionaron con el tema, al que le siguió Vasos vacíos, que es uno de los más emblemáticos de la agrupación formada en 1984.

“México, ¿cómo dice?”, lanzó el Sr. Flavio antes de que las notas de El Satánico Dr. Cadillac pusieran a bailar a todos los presentes y la voz de Vicentico a cantar al público que no dudó en acompañarlo en cada estrofa.

Pero el gran final llegó cuando, después de que el vocalista agradeciera al público, Sr. Flavio tomó el micrófono para dar vida a Yo no me sentaría en tu mesa, con la cual desgarró las voces de sus fans, a quienes incitó en todo momento a cantar más y más fuerte.