El alto costo de la velocidad en el béisbol
El béisbol, ese deporte de precisión y potencia, está enfrentando un desafío silencioso pero preocupante: el aumento exponencial de lesiones en el brazo entre los lanzadores. Un fenómeno que va más allá de las estadísticas y se adentra en la formación, la presión y la misma esencia del juego

El auge de las lesiones en el béisbol profesional ha generado una profunda preocupación en las Grandes Ligas. Un preocupante aumento en las bajas por lesiones, especialmente en el codo, ha llevado a la MLB a investigar las causas de esta alarmante tendencia.
Las cifras son contundentes. Un exhaustivo informe de 62 páginas, recientemente publicado, revela un incremento exponencial en los casos de lesiones entre 2005 y 2024. El número de días perdidos debido a lesiones se ha más que duplicado, pasando de 13,666 a 32,257. La cirugía de Tommy John, intervención común para reparar ligamentos del codo, alcanzó su pico en 2020 con 314 casos, aunque ha disminuido ligeramente en los últimos años.
“La búsqueda incesante de la velocidad máxima está pasando factura”, señala Tanner Bibee, lanzador de los Guardianes de Cleveland. Esta obsesión por la velocidad, combinada con la presión por el rendimiento en las organizaciones de MLB, es señalada como un factor crucial. Matthew Boyd, lanzador de los Cachorros de Chicago, quien sufrió una cirugía de Tommy John en 2023, lo confirma: “Los outs te llevarán a las Grandes Ligas, la velocidad te hará ser seleccionado”. Esta presión se refleja en el aumento exponencial de prospectos jóvenes lanzando a velocidades superiores a 95 mph.
El problema se extiende a las categorías juveniles. El número de lanzadores jóvenes con velocidades superiores a 95 mph se ha disparado en los últimos años. En el Perfect Game National Showcase, el número aumentó de tres en 2018 a 36 en 2024. Esta tendencia se refleja en el draft de la MLB, donde un número cada vez mayor de jugadores seleccionados en las primeras rondas requieren cirugía de Tommy John.
La solución, según expertos como Eric Cressey, director de salud y rendimiento de los Yankees, pasa por un cambio cultural que priorice la prevención desde las categorías inferiores. “Los niños de 13 años nunca deberían estar rompiéndose ligamentos”, afirma Cressey, abogando por periodos de descanso y una mejor preparación física en los jóvenes lanzadores. La mala preparación física y el sobreesfuerzo son factores clave que contribuyen a este problema.
La presión por el rendimiento afecta a todos los niveles. J.P. Martinez, coach de lanzadores de los Gigantes de San Francisco, admite que muchos lanzadores de Grandes Ligas no descansan lo suficiente, aumentando el riesgo de lesiones. De hecho, más del 40% de las lesiones de codo entre 2010 y 2024 ocurrieron en los primeros meses de la temporada.
Carl Willis, coach de pitcheo de los Guardianes, propone un regreso a las técnicas tradicionales, enfocándose en la precisión y la variedad de velocidades. La MLB ha implementado programas como “Pitch Smart” para limitar la carga de trabajo de los jóvenes lanzadores. Sin embargo, el cambio cultural y la presión por la velocidad continúan siendo un desafío para frenar esta preocupante tendencia, que amenaza el futuro del béisbol profesional.