Martin Scorsese y Robert de Niro, histórico encuentro
Cannes, Francia
Martin Scorsese y Robert de Niro no habían regresado a Cannes desde aquel 1976 en el que recogieron la Palma de Oro por Taxi Driver, que comenzó justo aquí su camino hacia la inmortalidad cinematográfica.
Ese fue el primer comentario que Marty y Bob, como ambos se llaman de cariño, lanzaron en la abarrotada conferencia de prensa del certamen galo, que pasará a la historia por reunir a estas dos leyendas del séptimo arte junto con un icono de Hollywood: Leonardo DiCaprio.
Esta pandilla, que más bien parece una familia con ascendencia italiana, presentó su más reciente colaboración juntos: Killers of the Flowers Moon, un costoso drama de época que durante tres horas y 26 minutos nos sumerge en la historia de la comunidad Osage de indios nativos en Oklahoma, que en 1920 sufrieron la aniquilación de parte los hombres blancos que buscaban apoderarse de sus tierras en las que se había descubierto petróleo.
El encuentro con los medios fue liderado por un Martin Scorsese sonriente, afable y conmovido a la hora de recibir elogios de la prensa, pero quien también recuperó la seriedad al momento de hablar de temas políticos como la guerra entre Rusia y Ucrania.
“Por supuesto que me siento muy nervioso respecto a la agresión rusa, una zona del mundo que siempre ha estado en disputa.
“Mi sentimiento, viniendo de un país en el que el sistema es el de una República que involucra la libertad de expresión, es que esto es algo que buscamos evitar porque no queremos vivir así”, pronunció el legendario cineasta, quien reflexionó sobre las crisis éticas y morales que han sumido a la humanidad en este tipo de conflictos.
“Yo creo que la libertad de expresión es el valor más importante de todos, porque tenemos derecho a la libertad de expresarnos y de vivir una vida, que nunca es fácil, porque la vida no es así, pero que al menos suceda en tiempos de paz”, precisó.
Inevitablemente, el rumbo de la conversación con los medios se movió al terreno político, no solamente por los personajes que se encontraban en el estrado, sino por la temática propia de la película que abre heridas profundas del pueblo estadunidense.
Así es que, aunque intentó resistirse, De Niro terminó por hablar del clima social que vive Estados Unidos a partir del gobierno del ahora expresidente Donald Trump.
“Después de lo que vivimos con George Floyd (el activista asesinado por la policía en Minaápolis existe una conciencia del racismo sistémico que estamos viviendo.