Franco Escamilla, entre risas y anécdotas
Tucson, Arizona
Escasos minutos antes de las ocho de la noche del pasado domingo 4 de junio, en el AVA Amphitheater del Casino del Sol, se escucharon tres grabaciones que daban a conocer que el show ‘Gaby’ de Franco Escamilla estaba por comenzar. La primera, segunda y tercera llamadas, protagonizadas por las voces de los dos hijos del “standupero” mexicano de mayor éxito en la actualidad, marcaron la pauta de lo que sería una noche de carcajadas provocadas por anécdotas y chistes en su mayoría relacionadas a la vida familiar del protagonista.
Ante un público que llegó un poco tarde a ocupar sus lugares, pero saturó la capacidad del auditorio, Franco Escamilla apareció en el escenario portando una camisa color naranja y un pantalón de mezclilla, con el sombrero negro y los lentes que lo caracterizan en todas sus presentaciones. Después de un saludo a Tucson, Arizona, presentó su programa nombrado en honor a su esposa Gabriela ‘Gaby’ Salazar.
Al iniciar el espectáculo y en pro de proteger el contenido de su programa, el comediante pidió al público guardar sus celulares. No sin antes posar para algunas fotos y videos para “presumir en redes sociales” y de ahí hacer la transición natural a su manejo de los ‘haters’ virtuales.
Poco a poco Escamilla se fue acoplando a su público hasta convertir las risas en gritos y risotadas. Tocó varios temas como su imprudencia, las diferencias entre la gente atractiva y lo no atractiva, un chofer de auto con un solo brazo, y muchas otras más, siempre fiel a su estilo de anecdotario, más que contador de chistes.
Entreverado en el material, el artista compartió algunas situaciones personales difíciles, como sus sesiones de terapia para atender problemas de ira, su constante lucha contra la depresión y la ansiedad, y hasta lo difícil que fue enfrentar la muerte de su padre. Pero su impecable manejo de la comedia aligeró la carga, al grado de lograr de las más grandes respuestas del público al contar sus experiencias con estos asuntos.
Conforme avanzó el programa, era cada vez más evidente el profesionalismo, la preparación, y la habilidad del autor de hacer reír a la gente. Para culminar la presentación, tomó su guitarra, otro símbolo característico, y cantó una canción propia dedicada a su esposa Gaby y otra más de mucho agrado de sus fanáticos, donde agradeció al publico por ayudarle a cumplir su sueño e incorporó haber alcanzado “un sold-out en Tucson, Arizona” a la letra.
Los asistentes no paraban de reír a carcajadas y agradecer con aplausos a Franco Escamilla y a Casino del Sol por presentar, una vez más, un espectáculo de primer nivel.