Panteón Rococó, con la dosis perfecta de ska

Panteón Rococó, con la dosis perfecta de ska

CDMX

Panteón Rococó salió del barrio, de la Gustavo A. Madero en la Ciudad de México, en un momento en el que los espacios para el rock mexicano eran insuficientes o nulos. En las noticias, en 1995, se alzaba el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y en la música, el ska, el punk y el rock, combinados con reggae y hasta música folclórica mexicana, parecían los ritmos subversivos. Sin embargo, para los integrantes de la banda, tales sonidos los identificaron y con ellos recorrieron el camino que ahora los ubica como una de las bandas en español más importantes del ska.

A 28 años de encontrarse y 26 de su primer demo, Toloache pa’ mi negra, al que le siguió su primer disco, A la izquierda de la Tierra (1999) la banda está lista para reencontrarse con el barrio, a través de su concierto Días de Panteón el 28 de octubre en el Parque Bicentenario.

Darío Espinosa, su bajista, compartió a Excélsior cómo la música permeó en los integrantes de la banda y los enfrentó a sí mismos y a su propio contexto.

“La música nos funcionó. Nos da mucho gusto ver a compañeros con los que iniciamos, que siguen tocando, que ahora ya son maestros de música o que tienen su propio estudio. En nuestro caso funcionó muy bien y en otros, funcionará. Y si no es la música, es el arte, el grafiti, la escultura, la pintura. Y si no, será otra cosa. Queremos gente que haga las cosas con gusto.

“Fue una salida natural del barrio. En el momento en que nosotros, que la misma gente, empieza a querer progresar, a buscar una chamba, tener hijos y responsabilidades; a crear para ellos una vida mejor y, por ende, un mundo mejor, vamos progresando todos de alguna forma. El barrio seguirá ahí y regresamos a él, pero también hay que seguir adelante y buscar algo mejor para cada uno de nosotros”, expresó Espinosa.

Y en esa búsqueda, encontraron lo que necesitaban comunicar. Se trataba, sí, de que la gente bailara con ellos y se divirtiera, pero también, de impregnarlos de momentos de reflexión y de acercamiento a la música; a escuchar.

Ejemplo de ello es su tema La carencia, de su segundo álbum Compañeros musicales (2002). En él hacen una crónica musical del cotidiano citadino, del “alma obrera de mi ciudad”, donde pareciera que “la gente pobre no tiene lugar”.

“Son temas atemporales, que incluso no tienen fronteras, que podemos tocar en Argentina, Bolivia, Colombia e incluso en Europa, aunque suene difícil, pero todos tenemos una carencia que puede ser económica, ideológica, de espacios, libertades o entendimientos. Por un lado, decimos ‘¡qué bien, que el tema sigue siendo vigente!’ y, por otro, ‘qué mal’. Es una canción con la que mucha gente se identifica y además es muy bailable.

“Nuestra primera función es ser músico y llevar baile, esperanza y canto. Pero Panteón siempre ha ido más allá y, aparte de las canciones de amor y desamor, obviamente hay letras sociales, de propuesta, que marcan mucho a la banda. A mucha gente les gusta escuchar ambas temáticas. Muchos van a bailar La carencia, La dosis perfecta o El último ska. Eso es lo rico de Panteón Rococó, que hay una apertura grande y queremos ser muy inclusivos en esta parte”, afirmó el bajista acerca del compromiso musical de la banda.

EN ESTILO ROCOCÓCon su concierto Días de Panteón, que expondrá su historia musical emblemática de 28 años de trayectoria, en el marco del Día de Muertos, la banda regresa a sus inicios y sale de su zona de confort, pues nuevamente son sus propios promotores.

Además, tal concierto llega después de la experiencia que vivieron en el Foro Sol, el 10, 11 y 12 de diciembre de 2021, cuando agotaron las entradas.

“Queremos recapitular un poco lo que hicimos al inicio de Panteón Rococó, una especie de autogestión para crear nuestros espacios y nuestros eventos. Es algo por lo que ya pasamos. Obviamente después ingresamos a las grandes ligas y empezamos a trabajar con diversos promotores y empresas. Decíamos: ¿qué hacemos después de tres Foros Sol? Regresar a esa parte inicial de lo que representa la historia de Panteón Rococó”, dijo Darío.

El primer paso para arrancar de nuevo, fue tocar, en 2022, en el Multiforo Alicia, con capacidad de entre 350 a 400 personas, para tener al público muy cerca.

“Ahora queremos hacer algo más o menos igual, pero más grande, pensando en el Parque Bicentenario, con el que nos hemos asociado para llevar a buen término este concierto. La experiencia en el Foro Sol pudo ser un cuchillo de dos filos, porque, por un lado, te pone en los cuernos de la Luna por algún momento, pero, por otro lado, podía ser engañoso también”, acotó.

CORRIDOS TUMBADOSLos corridos tumbados con exponentes como Peso Pluma y Natanael Cano están en el puntero de las listas de popularidad en las plataformas digitales de música, así como el reguetón y el urbano.

Al respecto, Darío Espinosa señaló que no están en la posición de criticar ningún género musical.

“No tiene gran relevancia lo que pueda opinar. Me puede o no gustar, pero al final es música que a la gente le está gustando mucho. En su momento, cuando el ska en Latinoamérica surgió, recibimos muy malos comentarios de algunos medios y músicos, diciendo que el ska no estaba bien hecho, que no éramos músicos estudiados y que se veía que había falta de un buen productor; que las grabaciones que sacábamos carecían de calidad.

“Es algo en lo que caeré yo. Una banda posicionada como Panteón Rococó no veo por qué tendría que estar criticando a otro tipo de música. Mi hija escucha reguetón y el K-pop y, contrario a lo que parecería, le digo que me ponga música y la escucho. No me pondría a criticar música que ella escucha, porque en ningún momento mis papás criticaban lo que yo escuchaba a mediados de los años 80”, relató Darío.

Y es que Panteón Rococó no se cierra a las posibilidades. En el festival Tecate Pa’l Norte 2023 hizo una colaboración con el cantautor de música regional mexicana Carin León. Ambos interpretaron La carencia, conjuntando sus estilos.

“Para mí fue una sorpresa. No pensé que Carin León conociera a Panteón Rococó, pero de él fue la invitación y vio todas las necesidades técnicas y logísticas para que pudiéramos tocar con él. Fue un esfuerzo grande que se hubiera logrado ese palomazo y la respuesta de la gente fue increíble.

“La música ya no tiene que estar peleada como lo estuvo a mediados de los años 90, cuando era imposible juntar a una banda de ska, con una de urbano, de rock o pop. Era impensable. Mucho menos, un festival que incluyera cumbia o norteño. Ahora podemos ver que Tecate Pa’l Norte, Coordenada o el Vive Latino tiene a invitados totalmente ajenos al rock. Eso me da mucha alegría, el haber pasado de una zona intolerante a un público mucho más abierto”, enfatizó.