El teatro, cuna del verdadero actor: Azela Robinson
La actriz regresa a los escenarios al lado de Susana Alexander
CDMX
Cuando Azela Robinson iniciaba su carrera como actriz, Susana Alexander le dio uno de los consejos que, hasta hoy, con 35 años de trayectoria, lleva consigo: ejercitar el músculo cerebral y mantenerlo activo.
Hoy disfruta de actuar al lado de quien le dio aquella sugerencia en la obra Si te mueres… ¡te mato!.
“Amo a Susana y tengo el mejor boleto de todo el público que es estar con ella. Gozarla tan cerquita, para mí ha sido una gloria, un gozo. Su actividad es constante y sonante, independientemente de la maravillosa energía que tiene y del ser humano que es Susana, porque los Alexander son así. Susana no para.
“Me acuerdo de un consejo que me dio cuando yo era jovencita. Le decía: ‘Yo quiero ser muy buena actriz, maestra’. Y me decía: ‘Ah ¿sí? Pues lee todo. Mantén el músculo cerebral activo y veloz’. Eso es un ejercicio que deberíamos manejar todos.
“Hoy tengo 35 años de trayectoria y en octubre cumplo 36. De este camino, me quedo con la experiencia que ahora tengo para seguirme desarrollando como actriz lo que me quede de vida y con la gran satisfacción de que no le debo nada a nadie. Empecé como extra en el heroico cine nacional de ficheras y he ido creciendo a base de esfuerzo, trabajo y de mostrar lo que soy capaz de hacer”, expresó Azela Robinson en entrevista.
La actriz protagoniza esta comedia teatral en la que se relata la historia de Lucía y Gloria, dos cuidadoras de una anciana de 90 años, quienes tienen que tomar una decisión drástica el día que, por causas naturales, están a punto de perder su empleo.
“Se trata de entender al personaje y a dónde va la comedia, que es totalmente negra; de que parezca absurdo lo que es la vida real, porque, a la hora de la verdad, la ficción nunca alcanza a la vida real.
“Ésta es la crisis de dos mujeres, cada una por sus razones particulares. A esa edad, perder el trabajo es un drama para quien sea. Es todo lo que eres capaz de hacer en una inconciencia, con tal de mantener el trabajo. Es una obra muy divertida e intensa”, señaló Robinson.
Y es que precisamente una de las reflexiones es acerca de las oportunidades laborales, en este caso de dos mujeres adultas, quienes buscan cómo mantener su empleo, a pesar de las circunstancias.
“En el caso de la actuación, sí hay personajes a cualquier edad, porque emulamos la vida misma. Siempre hay personajes para los viejos, aunque ya no tan interesantes, a veces. Así es la vida. Uno llega a una edad en la que el trabajo se vuelve un cuello de botella y cada vez hay menos, para más cantidad de actores mayores. Ahí es donde te avala el trabajo de toda tu vida. Hay que ver a Susana (Alexander), con 80 años y no para. No sé de dónde saca la energía. La veo y me canso. Está recogiendo el fruto del trabajo, a base de seguir produciendo, de seguir activa, que es lo más importante, siento yo, para la gente mayor. Es algo que necesitamos aplicar en nuestro país”, acotó.
Acerca de la comedia, reveló que es un gozo experimentarla, sobre todo para salir del melodrama televisivo en el que el público la tiene identificada.
“Hago mucho melodrama, porque eso es lo que se maneja en televisión y es el medio que te da de comer en este país. Pero, soy actriz y puedo hacer muchas cosas. Un actor tiene que estar preparado. Mi máximo en la vida es la comedia negra, la alta comedia y la pieza. Como actor tienes que tener un piano y si tu piano es limitado, debe ser excelso y estar pulido.
“No hay que olvidar que, por frívola que suene la comparación, así como los médicos o los abogados no dejan de preparase y estudiar, los actores tenemos que estarnos refrescando todos los días. Por eso, el teatro es tan importante para un actor. Es la cuna del verdadero actor, es una mística, un templo de terapia y de crisis como cambio. El teatro es maravilloso y cuando tengo la oportunidad, lo hago. El chiste es no perder la sensibilidad de sentir al espectador”, enfatizó.
Ante el desarrollo de las tecnologías, que parecen tener cautivo al ser humano, para ella, el teatro es el remanso en el que mirarnos a los ojos. “Como actor, es muy importante no perder la línea, no terminar haciendo cualquier cosa para que la gente se ría”, concluyó.
¿Qué opina de la IA?“La inteligencia artificial (IA) se veía venir hace años. Lo que pasa es que el ser humano siempre habla del huracán que va a venir, pero nunca está listo hasta que lo tiene encima, por más preparado que estés. No creo que se nos pueda reemplazar por completo, pero sí creo que ciertos medios, como el cine, sobre todo, puede haber muchos problemas que no le convienen a la industria.
“Tampoco nos conviene como seres humanos robotizarnos de esta manera. Si algo necesitamos es no perder la empatía y ser capaces de ponernos en los zapatos de enfrente”, dijo Robinson.