México impulsa producción de combustibles con aumento del 30%

México se encuentra en un momento crucial para su futuro energético; la apuesta por la autosuficiencia ha sido un tema central en los últimos años, con debates y propuestas que buscan asegurar el abastecimiento nacional y la soberanía energética

México impulsa producción de combustibles con aumento del 30%

Un audaz plan para revolucionar la industria energética mexicana fue presentado este jueves 3 de abril por la presidenta Claudia Sheinbaum en el Museo Nacional de Antropología. Denominado Plan México, promete un incremento sin precedentes en la producción nacional de combustibles, generando un debate nacional sobre su viabilidad y consecuencias.

El corazón del plan reside en un ambicioso objetivo: aumentar la producción de gasolinas, diésel y turbosina en un 30% durante los próximos cinco años. Esto significa un incremento de más de 161,000 barriles diarios, una meta que, de lograrse, redefiniría la dependencia energética del país y su posición en el mercado global.

Las proyecciones son impresionantes. La producción actual de gasolina (333,956 barriles diarios, según Pemex) se duplicaría casi en una década, alcanzando los 434,143 barriles diarios para 2030. Similarmente, la producción de diésel, actualmente en 168,452 barriles diarios, llegaría a 218,987 barriles diarios; y la de turbosina, de 34,286 barriles diarios, a 44,571 barriles diarios para el mismo año.

La nueva refinería de Dos Bocas juega un papel crucial en este plan. El director de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, asegura que la refinería será "superavitaria en diésel" y procesará más de 200,000 barriles diarios de crudo este año, llegando a su capacidad máxima de 340,000 barriles diarios en 2030. Sin embargo, la construcción de Dos Bocas, con un costo final que superó ampliamente su presupuesto inicial (de 8,000 millones a más de 18,000 millones de dólares), plantea interrogantes sobre la eficiencia y el manejo de recursos en el proyecto.

Más allá de las cifras, el éxito del Plan México depende de una compleja interacción de factores: la inversión continua, la optimización de la eficiencia operativa de Pemex, la gestión eficaz de los recursos y la capacidad de la paraestatal para alcanzar las metas propuestas. El camino hacia la autosuficiencia energética se presenta retador, y solo el tiempo revelará si México logrará esta audaz meta.