Es Marisela ejemplo en Seguridad Pública

Es Marisela ejemplo en Seguridad Pública
JC VásquezNuevo Día/Nogales, SonoraDe mujer a policía, de madre a policía, dejando pasar los momentos más hermosos o aquellos más difíciles, dejando a sus hijos bajo el cuidado de otras personas, para ella cuidar de los hijos de esta frontera, así ha vivido sus últimos 18 años, como agente policiaco, la dama de nombre Marisela Gutiérrez Álvarez. Un trabajo que sólo lo puede realizar aquella persona que tiene verdadero amor al servicio y respeto al uniforme que día a día lleva puesto, expresó la oficial, una mujer que jamás dudó en formar parte de la corporación policial. Hoy, con más de 18 años de servicio como miembro activo en Seguridad Pública, Marisela, forma parte de una familia con gran trayectoria en la corporación policial.Al igual que dos de sus hermanos, en quienes vio el amor y el orgullo de portar el uniforme de policía, asimismo, a su gran ídolo, su tío Jesús Padilla Escalante, mejor conocido como “El güero loco”, quien por muchos años fue parte importante del Cuerpo de Bomberos.“Desde muy pequeña me nació el amor por el uniforme; no sabía de qué se trataba, pues tendría alrededor de doce años y ya soñaba con tener mi propio uniforme”, mencionó.“Ese instinto de servir creo que lo traemos en la sangre, es por ello que nunca dudé en lo que quería ser: dedicarme de por vida a servir a mi comunidad, a hacer grandes amigos y no defraudar a quienes confiaran en mí”, dijo la hija del ya fallecido, José Gutiérrez Jáuregui y Juana Álvarez Cortés, los cuales, en su momento apoyaron a sus dos hijos varones, y en la decisión de una de sus hijas, no serían los que se opusieran a su vocación, narró.Son  casi dos décadas de servicio de la oficial, quien presenta larga trayectoria de formación que incluye academia militar y Seguridad Pública, diplomados, cursos, talleres y con diferentes encomiendas de servicio.Hoy, comisionada al Departamento de Traslados y madre de cuatro hijos  de 21, 23, 24 y 31 años de edad, comenta que puede hablar más tranquilamente de su trabajo, pues años atrás, combinar el esfuerzo como madre y policía, habría que sacrificar momentos apremiantes con los suyos, algo que jamás podrá regresar y que lo ha platicado una y mil veces con sus hijos. “Cambiamos la labor de ser madres para salir de nuestros hogares convertidas en policías, dejando a nuestros pequeños al cuidado de otras personas y aunque fueran personas muy allegadas, el hijo siempre reclama una madre a su lado, sin embargo, nuestro deber es dejarlos para cuidar a los demás, porque es lo que decidiste, a pesar de cualquier cosa, incluso de la misma familia”, expresó.En su experiencia, aseguró que un policía vive de todo, tanto el hombre como mujer salen a la calle en comisión de servicio sin saber que es el último beso a sus hijos, a tú esposo o esposa. “Soy mujer de fe, nunca salgo sin pedirle a mi Dios que bendiga mi día, y con su ayuda, regrese con los míos, porque aunque ellos ya son adultos, saben que su madre está en la calle, enfrentando los problemas que se viven en una sociedad y, en este caso, no hay marcha atrás, existe un deber que día a día debemos cumplir”, mencionó la mujer, originaria de esta frontera.El ser servidor público, aseguró, lo ha visto como lo más gratificante como ser humano, ya que no sólo se puede intervenir en apoyo a los niños, a las mujeres, a los hombres, al adulto mayor, también la familia se beneficia con esta profesión, ya que les ha dado el ejemplo de cómo mantenerse alejados de los peligros,  drogas, delitos, accidentes.“En su momento, hubo reclamos por mi ausencia, pero poco a poco mis hijos entendieron sobre este trabajo, sobre esta vocación, ellos llegaron a entender perfectamente que un policía es gente que servirá para toda la vida y, al final de cuentas, me  han expresado su orgullo de ser hijos de una policía. Creo que esta es la fortaleza más grande para un servidor público, y el motivo para estar convencida que fue la mejor decisión, haber llegado el 22 de marzo de 2002 a esta institución”, aceptó Marisela, tras  narrar parte de lo que ha sido su vida como madre y policía.