Anciano cubano detenido por ICE en Luisiana
La vida en Lafayette, Luisiana, transcurre con su ritmo habitual, pero bajo la superficie, una corriente de inquietud recorre a la comunidad hispana; los últimos días han sido testigos de una serie de operativos que han generado incertidumbre y temor

Un operativo de ICE en Lafayette ha dejado al descubierto la fragilidad del sueño americano para muchos inmigrantes. La detención de José Francisco García Rodríguez, un hombre de 73 años y residente de Estados Unidos por 45 años, ha generado indignación y una ola de solidaridad.
La historia de José Francisco, un refugiado cubano que llegó a este país sin nada, es un ejemplo de perseverancia y dedicación. A pesar de las barreras del idioma y la falta de educación formal, trabajó incansablemente, crió una familia y contribuyó a la economía estadounidense durante décadas, pagando impuestos y construyendo una vida digna.
Sin embargo, un pasado legal complicado, a pesar de sus esfuerzos durante una década por regularizar su situación, ha resultado en su arresto. La falta de ciudadanía, a pesar de una larga e intachable vida en Estados Unidos, lo ha convertido en un blanco de las políticas migratorias actuales.
La detención, ocurrida mientras se dirigía a su trabajo, ha sido denunciada por su hijastra, Christian Cooper Riggs, quien a través de las redes sociales ha pedido ayuda a la comunidad. La angustia de la familia es palpable, especialmente por la delicada situación de salud de la esposa de José Francisco, quien sufre de demencia y depende completamente de él.
“Mi padrastro es un abuelo enfermo que ha contribuido a este país por décadas. Esto no es justicia,” declaró Riggs, condenando la situación y haciendo un llamado a la acción. La imagen de un anciano, detenido en su camino al trabajo, ha conmovido a muchos y ha generado un debate sobre la humanidad de las políticas de inmigración.
La familia de Rodríguez ha iniciado una campaña para presionar a las autoridades y lograr su liberación. La comunidad se ha unido en apoyo, demostrando la solidaridad con quienes, a pesar de sus contribuciones, se ven amenazados por el sistema. La historia de José Francisco García Rodríguez, sin embargo, es solo un ejemplo de las miles de familias que viven con el miedo constante de la separación y la deportación. Su caso es un grito de alerta sobre la necesidad de una reforma migratoria justa y humana.